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El VI Congreso Nacional de Patología Bio-Psicosocial-Sinapsis 2019 se celebrará los días 21 y 22 de noviembre en el aula magna de la Facultad de Ciencias Políticas, Sociales y de la Información de La Universidad de La Laguna.
Por éste motivo el Dr Miguel Angel Dorta, médico de la UAD de Ofra, nos recuerda en éste artículo el significado del término: Bio-Psicosocial.
Patología Biopsicosocial (PBPS):
Se trata de un
grupo de enfermedades originadas por la presión sobre el individuo / comunidad
que ejerce el Sistema Socio Económico. No olvidemos que dichas presiones
empujan al suicidio a una persona cada 40 segundos en el mundo.
Todas las
enfermedades que componen la Patología Biopsicosocial
tienen en común que se aprenden de los padres, del entorno social, laboral,
escolar, etc. Por otro lado, y lo que es mas importante, se trata de patologías
que se pueden prevenir con educación y se pueden revertir con motivación y
re-educación.
No se trata de
psiquiatría, de patología dual o de drogodependencias, ya que estas disciplinas
no son sino un apartado más dentro del conglomerado que abarca la Patología Biopsicosocial.
De este modo
aprendemos, del entorno, a expresar
emociones distorsionadas, lo que da origen a los "trastornos ansioso
depresivos" tan arraigados en la población. La administración de fármacos
se limita a paliar el problema. Solo el
entrenamiento / re-aprendizaje de nuevas respuestas emocionales, frente a
estímulos percibidos como amenazantes, puede corregir el problema de raíz.
Aprendemos
también del entorno a comer, a pervertir la función alimentaria, a sexualizar
la alimentación, dando pie a las enfermedades metabólicas que afectan a más de
la mitad de los adultos y a una parte importante (y cada vez más joven) de la
población infantil. La hipertensión, el colesterol, la diabetes y sus
consecuencias directas: las enfermedades cardiovasculares, los ictus, la
demencia o el cáncer tienen su origen en las conductas alimentarias aprendidas
y reforzadas por la publicidad de la industria alimentaria.
Una vez mas,
la farmacologización de las consecuencias de una mala conducta alimentaria no
corrige el problema, lo cronifica, el paciente mantiene las conductas que le
enferman. La solución mas lógica seria la re educación alimentaria para
revertir la triada maligna: diabetes - hipertensión – colesterol y evitar la progresión al resto de
enfermedades.
A día de hoy,
se sabe a ciencia cierta y esta perfectamente documentado que la diabetes, la
hipertensión y el colesterol son reversibles mediante la modificación de la
conducta alimentaria. Los estudios que lo demuestran son, evidentemente
independientes, y no están financiados por la industria, debido a ello no son
ampliamente diseminados a través de los medios comunes de información, no hay
aliciente económico para ello.
Por otro lado
aprendemos, también, del entorno a relacionarnos mal, a considerar inferiores a
las mujeres, a odiar a los homosexuales y extranjeros, aprendemos a no respetar
a nuestros padres, a no tolerar las
frustraciones, a manipular extorsionar y maltratar a los que nos rodean. La
violencia interpersonal se cuece en
ambientes tóxicos donde la educación planificada no existe y el niño crece sin
entender / interiorizar la empatía, la sociabilidad, el respeto, el
autocontrol, la tolerancia a la frustración. El proceso de desarrollo de la personalidad
se impregna de reacciones emocionales toxicas como el odio, la ira, el rencor y
la rabia. Malo para el individuo, peor para quien lo rodea. Mooving, bullying,
homofobia, xenofobia, machismo, violencia intrafamiliar, interpersonal y con
agravante de género son algunas de las consecuencias de este déficit
educacional.
Aprendemos a
manipular nuestra consciencia y nuestro estado emocional con alcohol, drogas y
fármacos, dando pie a las drogodependencias y a la patología dual. En 31 años
de profesión, el hecho de farmacologizar el problema nunca me ha dado buenos
resultados. La implicación personal del paciente en la extinción de conductas
perniciosas (aprendidas) y la adquisición de rutinas saludables que le alejen
de las drogas, con apoyo farmacológico cuando proceda, ha sido siempre la
estrategia vencedora. La actitud del paciente frente al problema, y no el tipo
de fármaco utilizado, ha sido el mejor predictor de éxito / fracaso en la
terapia.
En el caso de
las nuevas adicciones sin tóxicos (juego patológico, sexo y compras
compulsivas, adicción a Internet o al móvil, etc.) el aprendizaje ha sido
primordial en la adquisición de estos hábitos. Del mismo modo solo el
re-aprendizaje pondría coto al problema.
La vacuna
frente a la enfermedad biopsicosocial es sencilla, una educación estructurada
en un sistema de alta exigencia (adecuado a cada persona) permitiría fabricar
individuos resistentes al problema, individuos entrenados en la expresión de
conductas y emociones adecuadas / coherentes, que no generen patologías. Por
otro lado la existencia de un sistema de alta exigencia permite detectar los
casos verdaderamente patológicos (la ausencia de disciplina y reconocimiento de
autoridad en la escuela actual no permite diferenciar un niño malcriado de un
trastorno negativista desafiante o de un TDAH, con lo que es mas fácil
diagnosticar a cualquier niño “revoltoso” de un trastorno psiquiátrico y pasar
a farmacologizarlo).
El remedio,
una vez expresada la patología biopsicosocial, pasa por la voluntariedad del
paciente a corregir sus expresiones
conductuales y / o emocionales, lo que supone una implicación activa y un
entrenamiento del paciente en la adquisición de nuevas respuestas no
patogénicas. Ello conlleva un esfuerzo que no todo el mundo esta dispuesto a
asumir (básicamente por ausencia de motivación). A esto habría que añadir que
se ha normalizado el hecho de tratar conductas erróneas con fármacos y no con
entrenamiento y re-aprendizaje.
Actualmente se
sabe que tienen en común un diabético, un maltratador, un drogadicto y un
neurótico, todos han “mal aprendido” a
desarrollar su vida de una manera adaptativa / eficiente. Todos ellos, de forma
consciente o inconsciente, son una carga para ellos mismos, sus familias y el
sistema. Son una carga que, pudiéndose evitar / prevenir y revertir, debemos sufrir todos.
Dr. MIguel Angel Dorta Álvarez. Médico de la U.A.D de Ofra de San Miguel Adicciones.